
06 Oct Alternativas a la cirugía de várices: por qué el bisturí es la última opción
Si alguna vez has notado esas venas dilatadas y abultadas en tus piernas, o has sentido esa pesadez y dolor al final del día, es probable que la palabra «cirugía» haya cruzado tu mente, generando una comprensible preocupación.
Y para muchos, este pensamiento aún genera miedo a las cicatrices, las largas recuperaciones y el dolor postoperatorio. Por suerte, esto es algo que ha terminado.
En este artículo, vamos a desmontar el mito de que «tienes que operarte». Te mostraremos el abanico completo de soluciones modernas y mínimamente invasivas que te devolverán la salud, la ligereza a tus piernas y la confianza para vivir sin dolor ni complejos.
Prepárate para descubrir las alternativas a la operación de varices y cómo el camino hacia unas piernas sanas es más sencillo y menos temido de lo que imaginas.
Opciones de tratamiento conservadoras y no invasivas
Antes de considerar cualquier procedimiento invasivo, siempre debes explorar las opciones conservadoras y no invasivas. Estas son esenciales para aliviar los síntomas, frenar la progresión de la enfermedad y, en muchos casos, son la base de todo el tratamiento.
Cambios en el estilo de vida
En este punto, el control está completamente en tus manos. Son ajustes sencillos pero con un enorme impacto en la circulación:
- Movimiento constante: evita estar mucho tiempo en la misma posición. Si tu trabajo te obliga a estar sentado, levántate y camina unos minutos cada hora. Si debes estar de pie, alterna el peso entre tus piernas y haz pequeños movimientos con los tobillos. El músculo de la pantorrilla es nuestro «segundo corazón» y necesita activarse.
- Ejercicio inteligente: la mejor actividad es la que activa ese «segundo corazón»: caminar, nadar o montar en bicicleta. Son deportes de bajo impacto que bombean la sangre hacia arriba sin sobrecargar las articulaciones. Te recomendamos evitar ejercicios que impliquen saltos o levantamiento de pesas excesivo, ya que pueden aumentar la presión abdominal.
- Control de peso y dieta: mantener un peso saludable reduce la presión sobre sus venas. Además, una dieta baja en sal ayuda a prevenir la retención de líquidos y la hinchazón (edema), que empeoran las molestias.
- Elevación de piernas: es una de las terapias más efectivas y gratuitas. Siempre que puedas, eleva tus piernas por encima del nivel del corazón durante 15 a 20 minutos, dos o tres veces al día. Esto ayuda a drenar la sangre acumulada por la gravedad.
Terapia de compresión
Las medias de compresión son un pilar fundamental en el tratamiento de las várices y no son negociables para la mayoría de nuestros pacientes:
- ¿Cómo funcionan? No son medias de descanso comunes. Están diseñadas con una presión graduada: más fuerte en el tobillo y que disminuye progresivamente hacia la rodilla o el muslo. Esto ayuda mecánicamente a las válvulas venosas a cerrarse y empujar la sangre de vuelta hacia el corazón, evitando que se estanque.
- Alivio Inmediato: Usarlas correctamente desde la mañana (cuando las piernas están menos hinchadas) le proporciona un alivio inmediato de la sensación de pesadez, dolor y calambres.
- Prescripción Personalizada: Es crucial que un especialista le indique la clase de compresión (suave, moderada o fuerte) y la talla correctas. Una media mal ajustada puede ser ineficaz o incluso perjudicial. Recuerde, no curan la variz ya existente, pero son la mejor herramienta para evitar que las várices empeoren y para controlar los síntomas diarios.
Fármacos
Además de las medidas anteriores, podemos utilizar ciertos medicamentos de apoyo como pastillas o cápsulas, que contienen extractos naturales (como diosmina, hesperidina o castaño de indias) que actúan directamente sobre la pared de las venas.
Su objetivo principal es tonificar la pared venosa y reducir la permeabilidad de los capilares. En términos sencillos, ayudan a que las venas sean más fuertes y menos propensas a la inflamación y la fuga de líquido.
Están indicados para complementar el tratamiento y son muy efectivos para disminuir la inflamación, la pesadez y el edema, especialmente durante épocas de calor. No eliminan las várices, pero mejoran su calidad de vida mientras se decide o se aplica un tratamiento definitivo.
Tratamientos mínimamente invasivos
Si, a pesar de seguir los consejos de vida y usar las medias de compresión, tus várices te siguen molestando o quieres eliminarlas por completo, ¡no te preocupes!
Hoy en día, la mayoría de las várices se tratan con procedimientos ambulatorios y mínimamente invasivos, lo que significa que te vas a casa el mismo día, con una recuperación rapidísima y sin las complicaciones de la cirugía tradicional.
Escleroterapia con espuma
Esta es una técnica muy eficaz y versátil.
Consiste en inyectar directamente en la vena varicosa una sustancia química llamada esclerosante, a menudo en forma de espuma. La espuma es muy útil porque desplaza la sangre y tiene un contacto más intenso con la pared de la vena.
Esto provoca que la vena se irrite, se cierre por completo (se selle), y con el tiempo, tu cuerpo la reabsorbe hasta hacerla desaparecer.
Es ideal para las arañas vasculares, várices pequeñas y medianas. Si el problema es una vena principal que falla, utilizamos el Eco-Doppler para guiar la espuma con precisión.
Es un procedimiento que se realiza en consulta, no requiere anestesia y no deja cicatrices, permitiéndote caminar inmediatamente después.
Ablación térmica
Cuando el fallo se encuentra en una vena principal, como la vena safena, esta técnica es la más elegida actualmente.
Introducimos una fibra muy delgada (un catéter) dentro de la vena enferma. Mediante el uso de energía controlada (ya sea Láser o Radiofrecuencia), sellamos la vena desde el interior. Al quedar inutilizada, la sangre se redirige de forma automática hacia otras venas sanas para volver al corazón.
Es una técnica de gran efectividad, se realiza con anestesia local, y solo requiere una pequeña punción para insertar la fibra, minimizando las cicatrices.
La reincorporación a tus actividades es prácticamente inmediata, pues te pedimos que camines tan pronto como sea posible.
Microflebectomías ambulatorias
A veces, tras haber sellado la vena principal con ablación o espuma, quedan algunas várices muy abultadas justo debajo de la piel.
Para eliminarlas, realizamos la microflebectomía. A través de incisiones muy pequeñas, de apenas uno o dos milímetros, extraemos segmentos de esas várices. Dado que las incisiones son tan diminutas, no necesitamos puntos de sutura y cicatrizan muy rápido, siendo apenas perceptibles con el tiempo.
Es el complemento ideal para lograr el resultado estético y funcional perfecto.
La cirugía tradicional: ¿cuándo sigue siendo necesaria?
Es importante ser honestos: la cirugía tradicional de várices, la que probablemente recuerdan tus padres o abuelos, ya no es la opción más común ni la de primera línea. Sin embargo, no ha desaparecido por completo.
¿En qué consiste el «stripping»?
Cuando hablamos de cirugía tradicional, nos referimos principalmente al stripping o fleboextracción.
Este procedimiento consiste en extraer físicamente toda la vena safena (la vena principal enferma) a través de dos incisiones: una en la ingle y otra en el tobillo o la rodilla. Es un método radical, efectivo, pero mucho más traumático que las técnicas que te acabamos de explicar.
¿Por qué ya no es la opción principal?
Si comparamos el stripping con el láser o la radiofrecuencia, las desventajas son claras:
- Recuperación más Lenta: implica un postoperatorio con más dolor, hematomas más extensos y una baja laboral más prolongada (varias semanas).
- Cicatrices: deja las incisiones en la ingle y el tobillo.
- Riesgo de Lesión Nerviosa: al «arrancar» la vena, existe un riesgo ligeramente mayor de lesionar nervios adyacentes, algo que es muy raro con la ablación térmica.
¿Cuándo recurrimos a ella hoy en día?
A pesar de todo, sigue habiendo casos muy específicos donde la cirugía tradicional es la mejor o única opción:
- Venas Extremadamente Tortuosas: si la vena enferma está tan retorcida o dilatada que no podemos introducir el catéter de láser o radiofrecuencia de forma segura.
- Venas Muy Superficiales: en casos donde la vena está justo debajo de la piel y hay poca grasa protectora, aplicar calor (ablación térmica) podría dañar la piel.
- Casos de Recurrencia Compleja: a veces, cuando un paciente ya ha sido operado anteriormente y las várices han vuelto de una forma muy compleja, la cirugía abierta puede ser necesaria para resolver la anatomía alterada.
No esperes a que las várices empeoren.
Has visto que el miedo a una cirugía invasiva es cosa del pasado. Hoy, tienes a tu disposición opciones rápidas, seguras y altamente efectivas que te permiten solucionar el problema de las várices sin interrumpir tu vida.
El paso más importante ahora es obtener un diagnóstico preciso.
No dejes que el dolor, la pesadez o la preocupación estética sigan afectando tu día a día. Nuestro equipo de especialistas está listo para diseñar un plan de tratamiento mínimamente invasivo y personalizado para ti.
Llámanos o escríbenos a través de nuestra web para solicitar tu primera consulta. Recupera la ligereza y la salud de tus piernas.
¡Te esperamos!
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