Las varices son el resultado de una enfermedad que afecta a las venas de las piernas, la insuficiencia Venosa Crónica (IVC). Las varices se forman por la dilatación progresiva de las venas de las piernas causada por un mal funcionamiento de las válvulas venosas. Estas válvulas ayudan a que la sangre siga su camino ascendente hacia el corazón.
El origen de las varices se ha relacionado con un componente hereditario importante, siendo más frecuentes en las mujeres, sobre todo por efecto de los embarazos y las hormonas, aunque no se excluyen lo hombres. Antiguamente se consideraba que las varices eran una enfermedad de personas mayores, sin embargo, en la actualidad y debido al estilo de vida sedentario, al permanecer largas horas de pie o sentado por motivos laborales se observa un alto número de pacientes con varices desde la juventud.
A causa de su mal funcionamiento, se produce un aumento de llenado, estancamiento y acumulación de la sangre en las venas, que aumenta con el paso del tiempo. Generalmente esto ocurre en la parte inferior de las piernas, dificultando el riego arterial de la zona, que con los años se puede complicar y provocar dolor, edema crónico e incluso generar úlceras varicosas o complicaciones tan importantes como la Trombosis Venosa Profunda (TVP) o el Tromboembolismo Pulmonar (TEP).
Por esos motivos, es importante acudir a un cirujano vascular que evalúe tu situación y decida cómo proceder a su eliminación.
Las varices están presentes habitualmente en los miembros inferiores. Hay muchas variedades, aunque, según su calibre, pueden resumirse en tres grupos: